Estoy segura de que todas tenemos algo que decir. Algo que aportar al mundo. El problema es que nadie nos enseña a potenciar nuestra voz y darle uso para compartir lo que pensamos.
Muchas veces queremos hacerlo, pero nos llenamos de miedos e inseguridades, nos preguntamos ¿quién querría escuchar mis ideas y pensamientos?, o ¿qué pasa si nadie me escucha?. Todas estas son preguntas muy frecuentes y miedos que se nos presentan, pero el primer paso siempre es el más difícil: atreverse.
Yo siempre he estado interesada en comunicar y compartir mis ideas sobre lo que pasa por mi cabeza. Al inicio, estaba aterrada. No sabía cómo empezar y todas esas inseguridades me inundaron, pero me atreví a compartir mis ideas en redes sociales. Al principio, me costó muchísimo encontrar visibilidad en redes sociales, porque no sabía cómo potenciar mi voz para ser escuchada. Empecé a conocer gente con ideales, conocí creadoras y creadores de contenidos similares a los que yo estaba interesada, empecé a potenciar mi voz y me di cuenta de que estaba en una comunidad donde podía compartir lo que pensaba, que yo tenía una voz poderosa. Fue entonces que me di cuenta de la importancia que tenía mi voz, y por tanto la importancia que pueden tener las voces de todas.
Por lo tanto, es sumamente importante que cada una de las niñas sea capaz de crear y potenciar su propia voz. Para esto es imprescindible entregar las herramientas necesarias, ya que en la educación tradicional nadie nos enseña lo relevante de decir lo que pensamos, de entender cómo decirlo, para que nuestro mensaje tenga la trascendencia que deseamos.
Por Martina Ulsen Gómez, 17 años.
Colegio Chuquicamata, Calama.